miércoles, 18 de marzo de 2020

“CARMELO GALBATO: EL GRAN OLVIDADO”



 “CARMELO GALBATO: EL GRAN OLVIDADO” 
* Investigación y comentarios: Miguel Ángel Giordano (Escritoriador y Difusor Cultural)



Vecino, amigo de todos y un gran tipo. Su bonhomía y su gran capacidad como mecánico y como “As” del volante, no tuvieron la magnitud que se merecía y que se merece.
Lo recuerdo, arreglando su “Forcito” en la puerta de su casa, ahí, en la calle Vera, casi pegada a las vías del ferrocarril San Martín.
Lo recuerdo cuando venía a mi casa a comer las empanadas de mi vieja o en el taller de mi papá, tomarse algún vermú y charlar sobre sus carreras, mientras que mi viejo le contaba de su amistad desde chico con Fernando Piersanti, ese otro gran piloto del automovilismo argentino de Turismo Carretera, considerado como uno de los grandes referentes de Ford de la época y que había debutado allá por 1947 en las Mil Millas Argentinas, conduciendo un Ford V8 que llevaba el número 65 y qué, al igual que     “Caramelo” Galbato, Piersanti armaba sus propios autos.

A Galbato lo recuerdo cuando iba a su casa de la calle Vera al 1300 y siempre me convidaba con algo, masitas, café, alguna bebida y conversábamos de autos, aunque él me ponía cara “fulera” cuando le hablaba de “Chevrolet”, de quien yo era hincha.
Recuerdo a sus hijas, una de ellas era compañera de mi hermana en la escuela primaria “Provincia del Chubut”, ahí nomás, a la vuelta de su casa, sobre la calle Humboldt.

A Galbatto lo recuerdo cuando, por las noches, en que había poco tránsito, salía a probar sus autos sobre la Avenida Juan B. Justo. Incluso, de día, si tenía que poner “a punto” algo, lo veíamos pasar como un bólido por la Avenida, qué, en aquel entonces, las dos manos tenían la mitad pavimentada y la otra mitad, de adoquines.

Tuvo tiempo para participar, también, en la película “Turismo de carretera”, dirigida por Rodolfo Kuhn, sobre su propio guion escrito en colaboración con Francisco Urondo y Héctor Grossi que se estrenó el 27 de junio de 1968.
Juan Manuel Bordeu colaboró en el filme como asesor deportivo. El filme también se exhibió con el título de “Huracanes en la carretera” y fue filmada parcialmente en Balcarce y Arrecifes (Prov. Bs. Aires).
REPARTO (Multiestelar):
Héctor Pellegrini, María Vaner, Duilio Marzio, Dora Baret, Tito Alonso, Jorge Rivera López, Nora Cullen, María Rosa Gallo, Oscar Viale, Marcos Zucker. Luis Brandoni, Diego Puente, Diego Varzi, María del Carmen Valenzuela y Luis Politti.
Y LOS CORREDORES:
Oscar Alfredo Gálvez, Juan Manuel Bordeu, Juan Manuel Fangio, Carlos Menditeguy, Eduardo Casá, Carlos Alberto Pairetti y Carmelo Galbato.


Recuerdo cuando falleció. El barrio estaba conmovido y todos le rendimos el homenaje que se merecía.
Aún hoy, resuenan el caño de escape de su Ford surcando “la Juan B. Justo”.
El barrio, nunca más fue el mismo.

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Carmelo “Caramelo” Galbato, nació en Mesina (Italia), en 1921 y falleció en Argentina, el 19 de noviembre de 1989).
Cimentó su pasión por los "fierros" y la velocidad, en las calles ventosas de Plaza Huincul (Provincia de Neuquén). Precisamente, una calle de ésta ciudad, lleva el nombre de Carmelo Galbato.
Luego, recaló en la ciudad de Buenos Aires, donde montó su taller y comenzó a ascender dentro de los fanáticos del TC.
Fue una figura destacada en el Turismo Carretera, sobre todo, en la década de 1960, categoría en la cual obtuvo 5 triunfos, siendo con el primero de ellos el ganador número 60 de la categoría.
Comenzó su carrera en la especialidad, corriendo un Ford V8 Coupé, al que luego reemplazaría por un Ford Falcon.
Integró la histórica "Misión Argentina" en Nürburgring (Alemania), compitiendo con el Torino Nº 1, en compañía de Luis Di Palma y Cacho Fangio, abandonando por problemas eléctricos a las 49h 44m de carrera.

Triunfos:
19 / 3 / 1961 - Autódromo de Bs As - Ford 59 AB
23 / 4 / 1961 - Autódromo de Bs As - Ford 59 AB
03 / 4 / 1966 - Vuelta de Necochea   - Ford F-100
24 / 9 / 1967 - Autódromo de Bs As - Falcon F-100
22 / 9 / 1968 - Vuelta de Allen          - Falcon F-100


LA CONFIANZA DE FORD y “EL ANGOSTADO”
Promediando el año 1967, el TC estaba en una etapa de grandes cambios reglamentarios, y con el advenimiento de los autos de serie (Torino, Chevrolet 400 y Falcon) que demostraron ser más veloces que las tradicionales “cupecitas”, se estaba produciendo la metamorfosis que posteriormente dio lugar al Sport Prototipo y al TC como lo conocemos hoy.
Ford Motor Argentina volvía a la lucha en el Turismo Carretera depositando su confianza sobre la plataforma del Falcon, un auto de serie, construido para soportar un motor de 6 cilindros en línea y transportar a una familia tipo a una velocidad de crucero de 120 km/h.
El 17 de agosto de 1967, Carmelo Galbato, un piloto siempre ligado a la marca del óvalo, hizo su aparición en una carrera organizada por el Club YPF, con un Falcon con carrocería prácticamente original y con motor F-100 V8 sobre el que la gente de Ford había depositado mucha confianza.
Carmelo Galbato fue el piloto elegido para representar a la marca y Juancito Agüera como su copiloto.
Pusieron un gran tanque de combustible en el baúl, lo bajaron, de modo de desplazar pesos y modificar centros de gravedad y rolido.
Cambiaron el motor de 6 cilindros por un grueso F-100 V8, la unidad motriz más pesada de todo el parque del TC por aquel entonces.
Carmelo no los defraudó. Logró ubicarse 3º, detrás de los Torino Liebre MkII de Copello y Gradassi (preparados por Oreste Berta).
Un mes más tarde, consiguió imponerse sobre la "Garrafa" de Andrea Vianini, un muy buen instrumento para comparar rendimientos y posibilidades.
A fines de septiembre de 1967, justamente poco antes del triunfo de Carmelo Galbato sobre Andrea Vianini en el Autódromo de Buenos Aires, los ingenieros de Ford Motor Argentina concibieron la idea de construir un Falcon que aprovechase mejor las libertades que permitía el reglamento de Turismo de Carretera.
Con una tijera de cortar chapa, un soplete y un centímetro (para no excederse de lo indicado por el reglamento) comenzaron a acortar y angostar un casco salido de línea de montaje, sin descuidar tampoco la parte estética de las reformas. Es decir, que el Falcon siguiese teniendo todas las características de tal, a efectos de no deteriorar la imagen que el público se había formado de ese auto.
El "Angostado" estuvo listo para la carrera de Tandil.
El 12 de noviembre de 1967 cumplió con las Pruebas de Clasificación efectuadas en la Base Aérea, pero el 13 no tuvo su debut oficial porque se había fisurado una de las tapas de cilindro del motor F100 V8 que lo equipaba. de todos modos, había nacido un nuevo nombre en el Turismo de Carretera.
Posteriormente se construyó otro “Angostado” que debutó en el Gran Premio de 1967. Lo condujo Galbato y fue construido íntegramente en la fábrica: primer ensayo de una posible serie que, con la concreción del cambio de año, también se hizo realidad ya que Pacheco comenzó a entregar cascos de “Falcon Angostados” a los corredores que se habían anotado en una lista de optimistas postulantes.

Sobre la base de 1967 se continuó trabajando durante 1968, año en que se produjeron novedades. Pese a los esfuerzos del equipo, el hecho concreto fue que transcurridas diez carreras del torneo de 1968 lo mejor que la marca había podido hacer hasta entonces fue un segundo puesto en Rafaela.
En esa carrera de Rafaela, Carmelo Galbato venía ganando y debió retrasarse por culpa de un parabrisas en el que se habían mezclado aceite, tierra y mariposas por partes iguales, haciendo nula la visibilidad. Aun así, salió segundo detrás del Torino Crespi de Rodolfo "Rolo" De Álzaga.



“84 HORAS de NÚRBURGRING”
En la carrera de Nurburgring (Alemania), que se inició a la hora cero del miércoles 20 de agosto de 1969 y finalizó el sábado 23, quedó en la memoria de todos los amantes de los autos y en las páginas doradas del país.
Con el recordado Torino 380 W, un automóvil hecho en las industrias argentinas (más allá del aporte de algunas piezas extranjeras), puso de rodillas a las más importantes marcas del mundo, como Mazda, Lancia, BMW, Porsche, Fiat, Renault, Alfa Romeo, Mercedes Benz y Ford, entre otras, en la denominada “Maratón de la Ruta”.
El plantel de corredores de los tres Torino que representaban a Argentina, bajo la dirección de Juan Manuel Fangio, estaban conformado por:
AUTO Nº 1: Carmelo Galbato, Luis Di Palma y Oscar “Cacho” Fangio (hijo de Juan Manuel).
AUTO Nº 2: Jorge Cupeiro, Gastón Perkins y Eduardo Rodríguez Canedo.
AUTO Nº 3: Alberto “Larry” Rodríguez Larreta, Oscar “Cacho” Franco y Eduardo Copello en el 3.
Néstor García Veiga ofició como corredor suplente.

La torrencial lluvia se transformó en el escenario constante de la extensa carrera. Eso no impidió que durante las primeras 10 horas de carrera, uno de los Torino se apropie de la cima y los otros dos se ubiquen entre los seis primeros. Los murmullos comenzaban a hacer hincapié en aquellos feroces “Toro de las pampas”, que sorprendían al planeta.
El primero en abandonar fue el equipo de Cupeiro, cuando éste, a causa de las fuertes lluvias que habían anegado parte de la pista, en combinación con la niebla, se salió del camino, el auto se estancó y el Torino número 2 quedó fuera de competencia.
A mitad de la carrera, el auto del equipo de Carmelo Galbato, cuando era conducido por Luis Di Palma, sufrió un problema cuando las luces del “Toro” fallaron en medio de la noche. Di Palma se pegó atrás de un rival para guiarse y arribar a boxes. Si bien arregló el problema, el inconveniente eléctrico reapareció en la siguiente vuelta y lo hizo despistar. El cárter se rompió y el Torino Nº 1 no pudo continuar.
A falta de 4 horas para el cierre de la extenuante competencia, el Nº 3 seguía dominando la punta en una feroz pelea con un Lancia y un Mazda. Un comisario deportivo se presentó a la zona de boxes con una inesperada advertencia que sería decisiva en la definición: había que parar el auto para arreglar el caño de escape porque superaba el límite de decibeles permitidos y el alcalde de Adenau había realizado una queja.
Oreste Berta arreglo el caño de escape con lo que tenían a mano, aunque sea de manera provisoria. Fueron 14 minutos en los boxes, con su correspondiente penalización, que terminaron marcando el futuro del Torino en la carrera. Para colmo, la improvisada reparación duró unos pocos metros. El estruendo reapareció.
Finalmente, el auto finalizó en un 4° puesto con sabor a hazaña.
Si bien finalizó detrás de un Lancia, un BMW y un Triumph, el auto argentino fue el que más vueltas realizó (334) superando por 12 al ganador. Aunque las penalizaciones impuestas al equipo redujeron los giros contabilizados a 315.
En su regreso al país, una extensa e inesperada caravana de autos los esperaba en el aeropuerto para dar cuenta de la resonancia que había tenido la actuación.
Argentina dejó de estar dividida por unos días. Ya no era Ford, Chevrolet o Torino. Era el rugido del motor de una nación en marcha. Era la ilusión de millones de argentinos corriendo por la gloria.
Y “Caramelo” - CARMELO GALBATO, fue parte de esa gloria eterna.


(“MEMORIONES”- Grupo en Facebook- “Donde VIVEN los recuerdos”)