martes, 23 de marzo de 2010

ALFAJORES: Lo mejor y lo peor

SOCIEDAD
ALFAJORES: Lo mejor y lo peor

Escribe
MIGUEL ÁNGEL GIORDANO

¿Quién no ha probado alguna vez un alfajor?
¿Quién no ha puesto una hermosa cara de satisfacción al saborear algún buen alfajor? ¿O cara de culo al elegir mal a uno de ellos?
O comprar en el colectivo o en el tren 4 x $ 1.- y tirarlos a la mierda porque son una porquería.
En nuestro país, a partir de la fama del exquisito alfajor Havanna, oriundo de Mar del Plata, surgieron un sinfín de marcas, modelos y formas. Con dos capas, con tres capas, con frutas, bañados en chocolate blanco, cubiertos de nuez molida, regionales, etc., etc.
En una buena página dedicada al arte culinario, denominada planetajoy.com, Daniel Belvedere, quien se denomina asimismo el “Lord de los Alfajores”, hizo una especie de ranking de lo mejor y de lo peor de éste producto.
Como en toda lista y como era de suponer en un país exitista y discriminatorio como el nuestro, hay muchos faltantes dentro de un rubro qué, como la yerba, tiene infinidad de gustos y de defensores y de detractores a ultranza.

Según Belvedere, los Alfajores que están en el cielo, son:
1. Havanna: Clásico entre clásicos, Havanna es casi sinónimo de "alfajor" en la Argentina. Tienen una variedad muy grande de sabores pero los de chocolate son los más buscados por los "alfajómanos" del mundo.
Dulce de leche cremoso, galletitas que se desmigajan suavemente y un delicioso baño de chocolate amargo: los ingredientes justos para hacer de estos alfajores una auténtica maravilla.
2. El Cachafaz: Sabor y elegancia reunidos en un sólo y explosivo redondel negro. Cuenta la leyenda urbana que en realidad se trata de un alter ego del antiguo alfajor Havanna. Más allá del mito, podemos decir que el alfajor posee una textura y un sabor único que nos transporta en cuestión de milisegundos al paraíso de los dulces.
3. Minitorta Águila Clásica: No importa que algún genio del marketing de Arcor haya bautizado a esta maravilla como "minitorta". Esto sigue siendo un alfajor triple, hecho y derecho. Sus virtudes: una masa más esponjosa que la que suelen tener los otros alfajores, y un suave y delicado baño de chocolate con leche. Para completar el combo, nos regala dos capas de relleno, cada una con un sabor distinto. La minitorta es una verdadera bomba.
4. Milka Xtreme chocolate: Masa oscura, delicioso chocolate con leche como baño y dos capas de relleno, una de mousse de chocolate y otra de dulce de leche. Los amantes del chocolate estamos de parabienes.
5. Vauquita: Un triple con tamaño de triple ("como los de antes", dirían los nostálgicos) con una capa obscena de dulce de leche que rebalsa del alfajor al morderlo.
6. Blanco y Negro de Bagley: Los que tenemos cerca de 30 años aún recordamos aquel pegadizo jingle que acompañaba la publicidad televisiva de estos alfajores en los años 80. Hoy no tienen el mismo sabor que antes, pero son una buena elección. Ambas versiones vienen con pedacitos de maní en la cobertura, lo cual genera una interesante crocancia al morder y dejan un buen sabor en la boca por largo rato.
7. Triple Shot: Hay muchos que no son amigos de los alfajores con galletita dura, pero así y todo no pueden resistirse a la magnificencia de esta golosina. El mismo sabor a chocolate que les dio origen nos inunda la boca al primer mordisco. Pequeños trozos de maní (que ojalá vinieran en mayor cantidad) se unen al estupendo baño que cubre toda la superficie y forman una sinfonía de puro placer chocolatoso. De yapa, una capa de rellena de mousse de chocolate y otra de crema tipo maní.
8. Capitán del Espacio Triple: Tienen adeptos que los defienden a rajatabla y que llegan a formar una especie de barrabrava alfajoril. La versión triple me resultó sumamente digna y equilibrada. Una felicitación para sus fabricantes, que lograron en base al boca en boca una fama internacional.

En el infierno de los alfajores, figuran los siguientes:

1. Tatín: Dos capas de galletita sin gusto y, entre ellas, una línea que simula ser el relleno de un supuesto dulce de leche. Para completar el combo, un baño de algo que ronda entre el alquitrán y el petróleo crudo en la variante negra y un poco de cal recién sacada de una construcción como baño blanco.
2. Game: Todos deseamos que los alfajores no sean tan caros, pero cuando uno consigue dos triples por $ 1,50 es inevitable desconfiar. La cobertura de los Game es una cosa marrón grasosa que encima empalaga, la masa es seca como el desierto y el relleno de dulce de leche es casi imperceptible. Por si algo faltaba, caen como una bomba.
3. Nevares: Nevares, la misma empresa que nos brinda el alfajor Game, llega con su hermano llamado simplemente Nevares, no sea cosa que nos compliquemos la vida pensando en un nombre original. Comparte características con el Game, sólo que lo podemos encontrar en versión simple y es un poco mas grande. Tiene una horrible cobertura de baño de repostería y deja un feo sabor en la boca.
4. Fulbito: Es difícil llamar alfajor a este mamarracho. Dos cachos de cartón corrugado unidos por una sustancia viscosa sin sabor (parecida a la baba de caracol) que simula ser el relleno. Todo eso escupido con un polvo blanco con sabor a limadura de hierro. Por suerte sólo se consiguen en oscuros e inaccesibles quioscos de estaciones de tren del conurbano bonaerense, de esas que están hechas de madera y en las que uno tiene que andar esquivando charcos de vómito y perros fornicando. Sólo para masoquistas y amantes de las emociones fuertes.
5. Grandote: Conocido por muchos por su horrenda publicidad radial que dice: "¡Probaste el chiquito! (¿?) ¡Ahora probá el Grandote!". Nos encontramos con un alfajor soso cuyas galletas son secas y generan migas en exceso, con un baño de repostería vulgar en su versión negra y un horrible pseudo glaseado en su versión blanca. Para colmo, el poco dulce de leche que poseen como relleno empalaga. A la hoguera directo.
6. Guaymallén de fruta: Sus versiones en negro y blanco son pasables, sin embargo la versión con relleno de fruta (que en realidad es una especie de mermelada de sabor ambiguo) cuenta con muchos detractores. Y no podemos culparlos: el relleno es empalagoso como pocos y su cobertura blanca símil cera de vela determina que la combinación no sea feliz. Le decimos "si" a Guaymallén, pero "no" a esta variedad que falla miserablemente.
7. Tofi: El alfajor Tofi se cuelga del respeto que todo adepto a las golosinas tiene hacia el delicioso chocolate que tantas alegrías nos ha traído. Nos encontramos con un alfajor totalmente común y berreta, que comete el pecado capital número uno de los alfajores: ser grasoso en exceso. ¿Dulce de leche? Sí, creo que con un microscopio podemos encontrar unos átomos de algo similar a esta sustancia en el lugar en el que debería estar el relleno.
8. Ser: ¿Hay algo peor que un alfajor que quiere hacer sentir culpa a quien lo consume? Comer un alfajor es disfrutar sin miedo de esas calorías que sólo lo dulce provee. Partiendo de esta base, un "alfajor light" es un oxímoron, es decir una contradicción en su propia terminología. Algo así como decir que un helado está caliente. Un alfajor es engordante. Y punto. Si alguien nos ofrece uno, lo único que podemos hacer es huir despavoridos. (Por Daniel Belvedere)

Pero no todo es tan grave ni tan fantástico como se describe en la nota de Belvedere.
Como ya he dicho, en un país como el nuestro es imposible decir qué o quién es mejor o peor. Nuestra cultura histórica, nuestra forma de ser, nuestro recalcitrante y deformado orgullo, nos impide resaltar aquello que es bueno y denostar a lo que no lo es.
Recuerdo una frase que nuestro venerable Enrique Santos Discépolo como guionista de una película, le hacía decir al personaje central:
-¿Ese? Qué va a saber ese si vive a la vuelta de mi casa.
Esta es una clara alusión, un fiel reflejo de nuestra sociedad que siempre prefiere lo extranjero que lo nuestro y que obliga a emigrar a muchas personas en busca de otros horizontes más considerados.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, la presencia de algunas marcas de alfajores, motivó la competencia, a nivel regional y a nivel nacional.
Entonces aparecieron alfajores para todos los paladares y cada uno tiene sus propias preferencias qué, como era obvio, se termina radicalizando al tema, fanatizando a todos y se hace del simple hecho de comer un alfajor, una causa nacional que suma un argumento más para dividirnos en provinciales contra capitalinos (o porteños), en los del norte contra los del sur y/o entre los chetos y los grasa. Toda una boludez insoportable.

Cuando se vendió Havanna, al tiempo apareció el alfajor que le hace sombra: Cachafaz, que según algunos, son fabricados por los mismos que vendieron la tradicional marca marplatense. Algo bastante típico de los nativos de estas tierras.
En la ciudad de Quilmes, nació y se hizo popular, el famoso Capitán del Espacio, que apenas si se lo consigue en algún quiosco de la ciudad de Buenos Aires.
Como éste alfajor explota en el sur, no se lo ve ni en foto en San Isidro y en toda la zona norte. Es más, se lo denigra por el solo hecho de ser de Quilmes, a pesar de ser uno de los mejores productos dentro del rubro.
Por otro lado, están los alfajores regionales. Y ya la cuestión se federaliza. Entonces aparecen defensores y contras.
Los alfajores regionales que se disputan el liderazgo, son los Cordobeses (Chammas y La Quinta de Córdoba, son los más renombrados) y los Santafesinos (Estancia del Rosario Merengo y Tagüe, son los más conocidos).
La preferencia de la gente, hace que la disputa lleve a los alfajores santafecinos a sacar un poco más de ventaja sobre los de la provincia de Córdoba. Mucho más lejos, se hallan los Ashpa Mishky de la provincia de Santiago del Estero.

Típicos de zonas o centros turísticos, hallamos:
El Payes de Tandil, el Balcarce que salió a competir directamente con Havanna, símbolo emblemático de Mar del Plata y con Trassens, de la misma ciudad.
En Villa Gessel, su caballito de batalla son los Amalfi y en Santa Teresita y varios balnearios de esa zona, encontramos los Sueños del Mar.
En San Antonio de Areco, sobresale La olla de Cobre y en Bariloche, los imbatibles alfajores de la Abuela Goye.

Uruguay no podía quedar marginado de la competencia y sacó al mercado el Punta Ballena, un alfajor exquisito que compite codo a codo contra las mejores marcas de Argentina. También saco una línea de otros alfajores más económicos y populares como son: Surprise, Top, Play e Impacto.

Dentro de la investigación que he realizado, nombraré varias marcas que aún siguen vigentes y otras que han desaparecido del mercado. El listado está tomado en base a los más vendidos y preferidos y otros de menor salida:
Cabsha, Jorgito. Suchard, Cadbury Brownie, Cocolate, Terrabusi, Shot, Trishot, Milka, Milka Mousse, Bagley, Fantoche, Fantoche Triple (fue el primero de tres capas), Bocana, Oreo, Jorgelin, Jorgelin Triple, Amaratoto, N y N, Nesquick, Bonafide, Bariloche, Milkibar, Casa Pueblo, Tía Carmela, Mantecol, Minitorta Brownie de Águila, Rikito, Alfafort de Felfort, Guaymallén, Chocoarroz, Bon o Bon, Diego Maradona, Pepitos, Tita y los más bizarros de todos (según el gusto popular): Tandilín, Ringo, La Nirva, Osvaldito, Game y Fulbito.

Como vemos, en Argentina, la vida tiene forma de alfajor. O de Dulce Leche.

3 comentarios:

  1. MUY BUENO.

    TE ACORDAS DE LOS ALFAJORES BOCANA???

    ERAN ESPECTACULARES, BUSCO UN ENVOLTORIO, UNA IMAGEN EN GOOGLE Y NO ENCUENTRO.

    PORQUE RECIENTEMENTE MURIO MI ABUELA, Y ME REGALABA MILES DE ESOS ALFAJORES Y BUENO, TIENE UN GRAN VALOR SENTIMENTAL PARA MI.

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  2. Si queres comer nuevamente los alfajores Bocana y los Bocanitos, mas ricos todavia, te cuento q la fabrica esta en Mar de Ajo, calle Jorge Newbery 1446, con local de venta a la calle, y con 3 locales mas en San Bernardo sobre la calle Chiozza.

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  3. Realmente riquisimos los alfajores Bocana de Mar de Ajo , yo que soy fanatica del Havanna no los conocia , los trajo un compañero de la oficina y realmente son una delicia . Lastima que en BsAs no se consigan.

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