lunes, 22 de abril de 2013

UN HECHO INCREÍBLE – El Submarino de madera

Escribe: MIGUEL ÁNGEL GIORDANO (Escritoriador, Argentina)b> Samuel Williams Taber había nacido en Nueva York (EEUU) en 1780. En agosto de 1810 partió de Cádiz rumbo a Montevideo con cartas de recomendación para importantes comerciantes de esa ciudad, pero nunca se presentó ante sus destinatarios y embarcado en el Brig Mercante inglés “Patty”, llegó a Buenos Aires a fines de diciembre de ese año, contando con treinta años de edad. De ideas liberales, no tardó en tomar contacto con los miembros del gobierno revolucionario que en ese momento era la Junta Grande y que por ese entonces, había roto oficialmente las relaciones con Montevideo. Ambos gobiernos declararon el bloqueo del puerto adversario, aunque sólo los realistas contaban con una flota capaz de garantizarlo. La flotilla de Montevideo mantenía el dominio del mar y constituía una amenaza para la revolución y para las poblaciones del litoral del Paraná y del Uruguay, por lo que Taber, presentó a la Junta el plano de una máquina submarina, una especie de tortuga marina de madera, que tenía un taladro montado en la proa, apto para perforar bajo el agua los cascos de esas naves ancladas en la rada de Montevideo, a efectos de colocar allí los explosivos. La Junta comisionó a su presidente Cornelio Saavedra y al vocal Miguel de Azcuénaga para estudiar la novedosa propuesta y, ante el informe favorable, acordó ejecutar el proyecto. El gobierno le ofreció a Taber un adelanto de dinero para la fabricación del submarino, pero este lo rechazó y se hizo cargo de los gastos. En menos de quince días comenzó la construcción del conocido como “Proyecto Taber”, dado el secreto de que se le rodeó, mientras realizaba estudios de sondajes, vientos, corrientes, fechas factibles para el ataque, etc. A mediados de enero de 1811 Francisco Javier de Elío regresó a Montevideo con el nombramiento de Virrey y declaró a esa ciudad capital del virreinato el 19 de enero de 1811, por lo que la Junta, alarmada por la situación, resolvió solicitar a Taber que efectuara tareas de espionaje en Montevideo. El estadounidense aceptó y tras desplazarse a la ciudad enemiga, suministró informes exactos sobre el estado de la plaza, sus fuerzas efectivas, recursos y planes. A comienzos de marzo ante las noticias de que se restablecería el bloqueo, Taber recibió instrucciones de la Junta de abandonar urgentemente el territorio realista, para lo cual adquirió en el puerto un bote, pero cuando abandonaba la bahía acompañado con dos capitanes y dos tenientes desertores de la guarnición española y el ingeniero Ángel de Monasterio, matemático de profesión, fue capturado por un bote español. Detenido, encadenado y encerrado, fue procesado por el soborno de los oficiales desertores. El gobierno realista, ante la presión del Cónsul Norteamericano, acordó liberarlo previo pago de una multa de dos mil pesos fuertes y la condición de que abandonara el territorio. El 9 de agosto, de acuerdo a lo ordenado, solicitó y consiguió pasaporte hasta Río de Janeiro, como escala para Estados Unidos. No obstante, desde allí regresó a Buenos Aires y el 10 de septiembre informaba a la Junta lo sucedido, donde afirmaba: "... Las afligentes privaciones y positivos padecimientos que me ha inferido tan dolorosa prisión, la pérdida de mis intereses e inminente peligro de mi vida, no han sido capaces, ni lo serán en lo sucesivo, de disminuir en un ápice la decidida adhesión con la que, desde mi arribo a esta capital, me suscribí gustosísimo en el número de sus más valientes defensores. Penetrado de la justa y sagrada causa que se propugna, presintiendo en ella cifrada la humanidad y felicidad de la generación presente y futura, he creído que la pérdida de intereses y aún de la vida son bienes de poca consideración, en cotejo de los inapreciables objetos que se propone la presente constitución. Consiguiente a estos sentimientos, ofrezco de nuevo trasladarme a la Banda Oriental y echar a pique con la enunciada máquina la fragata de guerra y el bergantín que sirve de depósito para la pólvora; igualmente, ofrezco presentar un plan de ataque que al paso que asegure la posesión de la plaza, consulte la menor efusión de sangre, empeñando mi palabra de que seré el primero que me presentaré entre los bravos que deben ejecutarlo..."<b> (Memorial de William Taber a la Junta Grande, en Carranza, obra citada, página 132.) La Junta en "...atención a los distinguidos servicios y sacrificios del suplicante", el 14 de septiembre, manda librar a su favor el despacho de capitán de artillería del ejército de la Banda Oriental, el cual Taber aceptó sólo ad-honorem. Entonces, se dedicó a la construcción de lo que sería el “primer submarino” de nuestra Armada nacional y la máquina estuvo lista rápidamente. Construida en madera, medía entre ocho y diez metros, estaba pintada de negro y tenía marcada una “T” con pintura blanca. Pero la situación política cambiaba con igual celeridad. El 23 de septiembre de 1811 caía la Junta Grande y asumía el poder ejecutivo el Primer Triunvirato. La situación en esos momentos era grave y el nuevo gobierno de Buenos Aires, en un repliegue de la revolución, se preparaba para abandonar el norte del país y firmar un armisticio con el sitiado Elío que entregaba al dominio español la Banda Oriental y las villas entrerrianas de Gualeguaychú, Gualeguay y Concepción del Uruguay. En ese nuevo escenario, el 11 de octubre, Taber solicitó la autorización y medios para transportar la máquina en secreto a la Ensenada de Barragán (actual Ensenada, cerca de la ciudad de La Plata), para efectuar en su puerto los primeros ensayos. Había elegido ese puerto, pues el de Buenos Aires era de muy bajo calado e impedía un mejor desenvolvimiento de la nave, además, hubiera sido fácilmente detectado por los espías realistas. El Triunvirato aceptó en principio lo requerido pero a instancias del líder del mismo, el secretario Bernardino Rivadavia, se ordenó a Pedro Pablo Torres una inspección previa. Pero la pesada carreta tirada por bueyes que transportaba al submarino, jamás llegó a Ensenada y tanto los planos como el submarino, desaparecieron. Esa fue la última noticia histórica de la máquina submarina. Se desconoce si las pruebas se efectuaron y en ese caso si fueron exitosas. El armisticio se firmó pocos días después de la solicitud de Taber, el 20 de octubre de 1811, por lo que es muy probable que la inspección previa fuera sólo un primer paso para desarmar el proyecto. Un año después, el Primer Triunvirato caía. El nuevo gobierno, el Segundo Triunvirato, retomó el impulso Independentista. En ese año de 1812, Taber es enviado en misión secreta a Chile, pero su aporte a la revolución se encontraba cercano al fin. De vuelta en Buenos Aires, el 8 de noviembre de 1813 Samuel William Taber moría en una estancia cercana a la ciudad, a los 33 años de edad, tras legar sus bienes a la causa de la Independencia. (Fuente: www.lagazeta.com.ar * Carranza, Angel Justiniano, Campañas Navales de la República Argentina, Volumen I - Tomos 1 y 2, Secretaria de Estado de Marina, 1962 * David Shavit, The United States in Latin America: A Historical Dictionary, Greenwood Press, 1992 * Cutolo, Alberto D. Leiva, Samuel William Taber, 1780-1813. Un Pionero de la Armada Argentina, Buenos Aires, 1969 * Daniel Balmaceda, Constanza Brunet, Virginia Ruano, Espadas y corazones: Pequeñas Delicias de Héroes y villanos de la historia Argentina, Editorial Marea, 2004 * Annual Report of the American Historical Association for the year 1916, Vol.I, Washington, 19

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