lunes, 1 de julio de 2013

GIORDANO BRUNO, el “gran rebelde”




(Escribe ©MIGUEL ÁNGEL GIORDANO - Escritoriador, Argentina)


El 17 de febrero del año 1600, en el “Campo dei Fiori”, en Roma. Giordano Bruno era quemado en la hoguera por los obtusos y mediocres de la época.
Hoy, yo los llamo “NADOIDES”, palabra que he acuñado:
“NADOIDE”: Masculino/Femenino. Adjetivo calificativo. Persona que es nada o vale nada. Referido a los sujetos/as que no tienen valores humanos, o morales, o espirituales, o intelectuales. Por extensión: personas que nunca hacen nada positivo y se dedican a destruir lo que hacen los demás.
Había sido perseguido por los seguidores de Calvino y excomulgado por los protestantes. Por fin y después de años de prisión y de haberlo sometido a las más viles de las bajezas humanas, fue condenado por la Santa Inquisición por "herético impenitente, pertinaz, obstinado y expulsado del seno de la Iglesia Católica".
Giordano Bruno, cuyo nombre era Filippo Bruno, nació en 1548, en Nola, una pequeña localidad a 10 Km de Nápoles, en la falda del Monte Vesubio. Por ese entonces, el estado de Nápoles era una colonia Española y ese ambiente, que era contrario a la dominación extranjera más el espíritu indoblegable y rebelde de sus habitantes,  son los elementos que influyeron en el espíritu de Giordano a lo largo de su vida.
Ingresó en el Monasterio de la Orden los Dominicos de Nápoles cuando tenía 17 años y cambia su nombre de Filippo por el de Giordano. Muy pronto, sus estudios científicos empezaron a poner en tela de juicio los dogmas de la Iglesia, por lo que fue denunciado y en 1578 tuvo que dejar el convento.
Sus problemas habían comenzado durante su adoctrinamiento, cuando insistió en rechazar las imágenes de los santos, aceptando sólo el crucifijo. En 1566 tuvo lugar el primer procedimiento en su contra por sospechas de herejía pero ese proceso no prosperó. En 1572 fue ordenado como sacerdote dominico en Salerno y pasó al estudio de Santo Domingo Mayor, donde recibió en 1575 el título de Doctor en Teología de la Orden.
En 1576 fue acusado de desviarse en la doctrina religiosa y tuvo que abandonar la orden y huyó a Roma, en donde consiguió asilo en el Convento de Santa María en Minerva.
Tiempo después, viajó por toda Italia y Francia y al llegar a Génova, donde Calvino tenía una república protestante, realizó algunos actos de inconformidad por lo que fue hecho prisionero hasta que se retractó de lo dicho. Abandonó el calvinismo acusándolo de ser contrario a la libertad intelectual.
Se fue a París y tras varios choques por la guerra religiosa, el rey Enrique III lo aceptó como profesor de la Universidad en 1581.


Posteriormente viajó a Londres donde fue profesor en la Universidad de Oxford. Como era un gran estudioso de la “filosofía aristotélica”, allí insistió con sus escritos y conferencias intentando clarificar las mentes con sus ideas científicas acerca de la pluralidad de los mundos y los sistemas solares, el heliocentrismo, la infinitud del espacio, el Universo y el movimiento de los astros, lo cual escandalizaba a la cristiandad más conservadora de la época, porque cuestionaban las teorías de Copérnico y desafiaban una idea aceptada desde los tiempos de Aristóteles, que afirmaba que el universo era infinito y compuesto por numerosos mundos, parecidos a los del sistema solar. Aseguraba que, en materia de física, la aceptada diferencia aristotélica entre "forma" y "materia" era irreal. Pero no paraba ahí. Tal como lo haría Galileo poco después, ponía en duda todo o casi todo lo que sobre astronomía decía el Antiguo Testamento.
El ambiente que ocasionaron sus teorías se volvió hostil hacia él y regresó al continente. Viajó por varios países europeos como profesor en distintas universidades o dando conferencias y escribiendo trabajos sobre cosmología, física, magia y el arte de la memoria. Pero su teoría sobre la posibilidad de coexistencia pacífica de diversas religiones, le reportó otra excomunión, ahora de la iglesia luterana.
Excomulgado por católicos, calvinistas y luteranos, en 1591 comete el error de aceptar la invitación de Zuane Mocenigo para ir a Venecia, quien lo requería para aprender sobre el arte de la memoria. Las relaciones entre profesor y alumno no fructificaron en parte porque Mocenigo tenía una idea de Bruno como un mago y no como el pensador que era. Al tratar de abandonarlo, Monciego lo denunció a la inquisición por las ideas herejes que, según él, le había transmitido. Bruno fue apresado por la inquisición e interrogado en Venecia, y trasladado a Roma, donde estuvo siete años prisionero.
Los inquisidores querían una retractación explícita y absoluta de todos sus argumentos, pero Giordano Bruno creía en todo lo que había escrito y dicho y no se retractó. El Papa Clemente VIII ordenó que se le condenara y Bruno fue conducido a la hoguera.
De estos hechos, la Iglesia Católica pidió tímidamente perdón en el cuarto centenario de la muerte de Giordano, en el año 2000. En 1992, una comisión papal había reconocido el error del Vaticano sobre la condena eclesiástica a Galileo.


Este verdadero “pensador”, tuvo la osadía de cuestionar la virginidad de la Virgen María y el carácter divino de Cristo y para muchos, fue un propulsor de la libertad de pensamiento.
Para algunos astrónomos, Giordano Bruno evitó que la teoría heliocéntrica de Copérnico - según la cual el Sol no es el que gira alrededor de la Tierra, sino que es ésta la que gira alrededor del Sol - cayera en el olvido.
Bruno construyó un puente entre Copérnico y Galileo lo suficientemente sólido como para cambiar toda la concepción científica sobre el Cosmos. Galileo, amigo de Bruno, confirmó con sus observaciones a través del telescopio (se dice que lo inventó el propio Galileo) la puerta abierta por Copérnico. Y, obvio, Galileo también murió condenado por la Inquisición.
Para algunos herméticos, Giordano Bruno recuperó la magia de los sacerdotes egipcios, recogida por Hermes Trimegisto. Para ello elaboró un misterioso libro que lleva por título “Los treinta sellos”, una de las más enigmáticas obras de Bruno, que tenía como finalidad formar a magos a través de un reconocimiento virtual por el Cosmos dibujado en unos diagramas. Bruno lo llamó la mnemotecnia mágica.
Para algunos filósofos y políticos, Giordano Bruno fue un saludable provocador y según otros, un individuo que despreció el poder temporal ejercido por la Iglesia Católica sobre todo al afirmar que Dios ha creado infinitos mundos parecidos a la Tierra, que Cristo hizo milagros sólo aparentemente y que no hay castigo para el pecador. Incluso recomendó lo que llamaba los "amores vulgares", aunque él prefirió centrarse en los "amores heroicos", según sus palabras.
Recién entrado el siglo XXI, algunos investigadores apuntan a que Bruno también sembró la semilla que propició esa desesperante escisión entre ciencia y religión que ha afectado profundamente al desarrollo de nuestra cultura occidental.

El poder de los demonios
"Los magos tienen por axioma que Dios influye en los dioses, los dioses en los astros, los astros en los demonios, los demonios en los elementos, los elementos en los sentidos, los sentidos en el alma, el alma en el animal entero", afirma Bruno en su obra sobre magia
Y más adelante prosigue: “Para los demonios es más fácil penetrar por los cuerpos e introducir pensamientos. Hasta tal punto taponan nuestros sentidos con ciertas impresiones sensibles, que a veces nos llega a parecer que estamos imaginando por nosotros mismos aquellas cosas que ellos nos sugieren.".
Cuando Bruno utiliza la palabra "demonio" se está refiriendo a una categoría de espíritus que podían ser tanto seres malignos como benignos, pues para los pensadores antiguos "demonio" no tenía por qué identificarse con el diablo, sino que era el diminutivo de “daimon”. Así, no es de extrañar que Bruno resalte la importancia que tiene para el mago, el conocer exactamente toda clase de demonios y cómo operan, pues según afirmaba, el trato con estos seres despierta en el mago la capacidad de ver más allá. El demonio se compromete ante el mago a hacerle entrega de sus poderes y facultades. Para Giordano Bruno, a través de los demonios se consigue una exacta descripción de los mecanismos que se desencadenan en la Naturaleza y, por extensión, en todo el Universo.
Sin embargo, todo este conocimiento herético no era suficiente. No bastaba con identificar demonios y darles nombre. El mago precisaba conocer el arte de vincularlos. Y el gran vinculador, dice Bruno, “es el amor”. Sin amor, la magia no es operativa.


 
Erotismo y mística
Una de las claves que tanto incomoda a los sectores más ortodoxos es el erotismo al servicio del conocimiento. Y más aún, cuando quien afirma esto es un sacerdote, como en el caso de Giordano Bruno. Para Bruno, sin erotismo no hay conocimiento sobre la Naturaleza
Es más, sin sumergirse en una relación erótica, no hay transformación personal. El mago consigue transformarse a través de las dos Venus, en referencia tanto al amor cortesano como al divino. En este aspecto, Giordano Bruno se inspira en Cornelio Agrippa, discípulo de Paracelso.  Bruno afirma que el furor del amor apasionado es una experiencia que convierte al alma en divina y heroica, algo parecido a las palabras del discípulo de Paracelso: "El furor amoroso, proveniente de Venus, transforma el espíritu del hombre en una divinidad gracias al ardor amoroso y le convierte en algo completamente semejante a Dios, en una verdadera imagen de Dios".
Estas palabras recuerdan a todas aquellas agrupaciones heréticas que reivindican la femineidad para alcanzar el conocimiento. Grupos que la Iglesia Católica no ha dudado en perseguir y aniquilar, según relata la Historia.
No es de extrañar, pues, que Giordano Bruno acabara en la hoguera. Pero, ¿qué dice la Iglesia cuatrocientos años después?
La Iglesia del siglo XXI no sabe qué hacer y, como en toda institución, en su seno existen divergencias. Pese a la opinión contraria del sector más conservador del Colegio Cardenalicio, Juan Pablo II celebró un gran acto de penitencia en Roma por los errores cometidos por los católicos a lo largo del segundo milenio, pero no pidió perdón por el asesinato de Giordano Bruno.
Este gran libre pensador, estudió las obras de Ramón Llull, Copérnico y Nicolás de Cusa, desde el principio de su entrada en la Orden de los Dominicos y, sin duda alguna, fue influenciado por ellos.
Si bien todo el mundo parece estar de acuerdo en que Giordano Bruno portaba en sí la semilla de la independencia, en cambio surgen discrepancias cuando se trata de valorar qué pretendía con ella. Por ejemplo, en algunos medios académicos se apunta que siguió los pasos de Ramón Llull, lo que podría dar una pista de por qué la Inquisición le condenó. No hay que olvidar que Llull intentó conseguir que tanto el islamismo como el cristianismo y el judaísmo convivieran juntos, asunto que el catolicismo no quiso aceptar.
Para algunos investigadores hay un hecho evidente: si no hubiera sido por Bruno, la obra de Copérnico no habría sido ni tan siquiera considerada. Hasta el propio Copérnico la mantuvo en secreto durante años y cuando se difundió, no encontró grandes obstáculos ni produjo conmoción alguna, a pesar de que contradecía implícitamente la visión de la Biblia 




La Iglesia Católica toma conciencia del peligro que representaba Giordano Bruno. Este propone una justificación muy especulativa del sistema copernicano que llamó la atención de sus contemporáneos, entre otros, la de Galileo. La teoría copernicana se convirtió entonces en tema de conversación. Incluso los protestantes y calvinistas condenaron la nueva doctrina.
Pero no es ésta la herencia de Bruno, pues en la práctica el sistema propuesto no resultó ser mejor que el de Ptolomeo, ya que las observaciones astronómicas fueron escasas y poco precisas. La cuestión radica en que, para justificar sus sistema, Giordano Bruno siembra la escisión entre la razón científica y la razón religiosa. Y en Occidente, a diferencia de Oriente, se inicia la separación de saberes.
Esta separación tiene una doble consecuencia. Por una parte la Iglesia Católica pierde una importante parcela de poder o control sobre el conocimiento, que ya no estará mediatizado por razones teológicas o dogmas de fe. El catolicismo pierde así el monopolio del saber y de ahí su virulenta reacción hacia Bruno, que parece persistir en pleno siglo XXI.
Por otra parte, a este nuevo conocimiento también se le despoja de una ética. A partir de entonces, la ciencia evolucionará al margen del ser humano surgiendo una ciencia materialista y positivista, lo que algunos investigadores han dado en calificar como "desmoralización de la ciencia" (ciencia sin conciencia). Por eso no les extraña que se fabriquen bombas atómicas, se atente contra el medio ambiente o que en la medicina oficial primen los intereses de los grandes consorcios farmacéuticos antes que los de las propias personas.
Lo sagrado queda huérfano de la ciencia y la ciencia queda huérfana de toda ética y moral. Se produce la falsa separación entre sujeto y objeto, como si el observador no tuviera influencia sobre la naturaleza de lo observado.


La época de Giordano Bruno
El período histórico que sucede a la Edad Media en Europa es conocido como el Renacimiento, comprende todo el siglo XVI aunque sus precedentes se encuentran en   los siglos XIV y XV y sus influencias se dejan notar en el XVII. Se inició en Italia y se extendió por toda Europa favorecido por el invento de la imprenta, que ayudó a la difusión de los saberes por todas las cortes Europeas.
El Renacimiento se caracteriza por un renovado interés por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. Con el Renacimiento, el hombre centra toda su actividad, en el hombre como tal, es decir después del aletargamiento medieval, el hombre piensa ahora con una libertad de espíritu que le conducirá a la libertad de pensamiento; el culto a la vida y el amor a la naturaleza. Además, el Renacimiento, estableció como fuentes de inspiración el equilibrio y la serenidad. Pero lo más característico de esta época es la separación entre lo cívico y lo religioso.
Su principal fundamento filosófico fue el Humanismo, con él surge el concepto de un hombre universal e individualista que se distingue por sus talentos y su vitalidad. Este hombre se caracteriza también por una gran curiosidad que lo lleva no solo en busca de continentes, sino también en busca de la verdad científica.
En el plano político, el feudalismo pierde importancia: las ciudades son fuertes y los reyes, en particular donde ya existen naciones, son poderosos. Esto también afecta la autoridad de los papas que sufre otro golpe con la reforma protestante.
En el plano económico, gracias a la moneda, se agiliza el comercio internacional y los descubrimientos geográficos, generan riqueza y rivalidades que acentúan las pretensiones políticas de ciudades o países rivales. Las frecuentes guerras coinciden con epidemias y la abundancia que bendice a unos es la miseria de otros.
En el terreno científico, el hombre trata de profundizar en las aplicaciones y fundamentos de la ciencia.
Literatura. El humanismo tuvo un marcado carácter literario. Son temas literarios de la época, el amor humano, la Naturaleza (novelas pastoriles) las hazañas guerreras (libros de caballerías como Amadís de Gaula) novelas épicas como La Araucana, así como aspectos filosóficos, políticos e históricos. Se destacan como precursores: Dante, Boccaccio, Petrarca, Erasmo de Rotterdam, Nebrija,, Juan Luis Vives, Tomás Moro, Boscán, Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Lope de Vega, Willian Shakespeare y Miguel de Cervantes.
En España, surge la novela picaresca con El Lazarillo de Tormes y los escritores ascéticos o místicos: Fray Luis de Granada, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y San Ignacio de Loyola.
Arquitectura, escultura y pintura. Los grandes artistas del Renacimiento italiano fueron Leonardo de Vinci, Miguel Ángel y Rafael. Se destacan también: Tiziano, Tintoretto, Fray Angélico o Alberto Durero. En España, El Greco en pintura y Berruguete en escultura.



La obra de Giordano Bruno
1580: El Compendio de Arquitectura y Complemento Artístico.
1582: De las sombras de las ideas y el Arte de la memoria.
1584: La Cena de las Cenizas.
1584: Sobre la Causa el Principio y el Uno.
1584: Sobre el Infinito Universo y los Mundos.
1585: La Expulsión de la Bestia Triunfante.
1585: Cábala del Caballo Pegaso.
1585: De los Heroicos Furores.
1586: Figuración del Tratado de Aristóteles sobre el Oído Físico.
1586: Ciento veinte Artículos sobre la Naturaleza y el Mundo contra los Peripatéticos.
1586: Ciento sesenta Artículos contra los Matemáticos y Filósofos de esta Época.
1591: Sobre el mínimo y la Medida Triple según los Principios de las Tres Ciencias Especulativas y de muchas Artes Prácticas.
1591: Sobre la Moneda, el Número y la Figura, o sea, Elementos de la más Oculta Física, Matemática y Metafísica.
1591: Sobre lo Inmenso y los Innumerables, o sea, sobre el Universo y los Mundos.
1595: Suma de Términos Metafísicos.
1595: Descenso a la Práctica


Cine y Teatro
La vida de Giordano Bruno y su pensamiento, fue plasmado en el cine, por medio del film que lleva su nombre, del año 1973. Tiene una duración de 114 minutos, la producción es de Carlo Ponti, la dirección de Giuliano Montaldo y la música del inefable Ennio Morricone.
Un genial Gian Maria Volontè, resalta en el papel de Giordano Bruno, muy bien secundado por Hans Christian Blech como Sartori y la bellísima Charlotte Rampling, como su amada Fosca. También actúan Mathieu Carrière, Renato Scarpa y Giuseppe Maffioli.
La película relata los últimos ocho años de la vida del filósofo, desde su captura en Venecia hasta su muerte en la hoguera, tras ser juzgado por la Inquisición.
Es un film estupendamente filmado y fue la última gran “superproducción” del cine italiano. Los decorados, el vestuario y los escenarios, son sencillamente: magistrales.
En Teatro, fue representada en "La última noche de Giordano Bruno", escrita por Renzo Sicco en 1998. En esta obra, el autor recupera la figura de Giordano Bruno, preso por la Inquisición romana, antes de morir en la hoguera.


En la versión de Javier Esteban, aparecen tres personajes:
Giordano Bruno: Representa el derecho fundamental del hombre a la libertad de pensamiento, que se sigue quemando en las hogueras del pensamiento único.
El inquisidor: Personifica todo aquello que no avanza. Con su postura contraria al librepensamiento, impide que la sociedad misma evolucione.
Un personaje femenino "no real": Simboliza la parte poética, las ideas, la memoria.
La obra tiene un paralelismo con la época actual: En el siglo XVI el poder globalizador era una religión intolerante y dogmática, ahora la globalización se rige por el poder económico, igualmente inquisitorial, sobre todo para los más desfavorecidos.

VIDEOS:




FUENTES: El material propio estuvo enriquecido por Google * http://absolum.org/ciencia_bruno.htm * http://www.filmaffinity.com/es/film628082.html * Giordano Bruno y la tradición hermética Frances A. Yates. Ariel, Barcelona 1983 * Medioevo y Renacimiento, Eugenio Garin. Taurus, Madrid 1986 * Mundo, magia, memoria Giordano Bruno. Taurus. Madrid 1982 * Mentalidades ocultas y científicas en el Renacimiento. Brian Vickers. Alianza Universidad, Madrid 1990.



2 comentarios:

  1. Giordano "el peligroso", no será antepasado tuyo?

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  2. ...viaje interestelar aceleración constante (sin religión, sin pontífices)... ahí está el pontífice de turno con su careto de bonachón como si nada, después de haber declarado dos veces a los medios que "la III Guerra Mundial ya ha comenzado", miserable. Después de pedir "perdón" por sus crímenes de Inquisición, hay un libro Vatic-ano en el que "aclaran" que el juicio en el que condenaron a la hoguera a Giordano Bruno por decir que había E.T. fué "justo y ponderado", malditos curas criminales y homovicios. Ahí siguen todavía con sus guerras de religión matándose los unos a los otros y los otros a los unos, a ver quien tiene "un dios más grande", malditos. Hay que decir ya que LA RELIGIÓN ES MENTIRA y una basura infecta. Fuera.

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